Un día entre saltos de agua por Osona (Salt del Mir y Salt del Molí)

Salt del Mir

Nuestra primera parada es el Salt del Mir en Santa María de Besora(Barcelona), un bonito salto de agua con una caída de 35 metros de altura.

Para llegar a él tenemos dos opciones:

– Aparcar en Santa María de Besora y hacer una ruta de unos 2 km hacia el salto.

-O acercar el coche al restaurante la Cabanya del Mir, y desde aquí son unos 20 minutos caminando.(Ojo porque el parking del restaurante solo es para clientes, si no comes allí, tendrás que dejar el coche antes de llegar al restaurante en los márgenes del camino rural, nosotros finalmente por la hora que era nos quedamos a comer allí, como casi todos los restaurantes de la zona es de carne a la brasa, el restaurante es sencillo y económico).

Una vez aparcado el coche, empezamos la ruta, no tiene perdida, ya que está bien indicado.

Pasarás por un bonito puente de madera, y también te encontrarás un antiguo molino abandonado.

En nada estarás justo delante de la cueva del gigante, donde si vas en verano y eres valiente te podrás dar un buen chapuzón.

Salt del Molí

Después de comer, nos dirigimos a conocer el bonito Salt de Molí con 20 metros de caída de agua y situado en la población de Vidrà(Girona).

Desde la Cabanya del Mir, hasta el punto donde volvimos aparcar, hay unos 20 minutos en coche.

Si pones en el navegador el salto, te llevará hasta el principio de un camino forestal que es donde nosotros empezamos la ruta.

El coche se debe dejar en los márgenes de la carretera, verás que el camino forestal que baja esta asfaltado y te invitaría a bajar, pero está perfectamente indicado que solo pueden acceder por ese camino vehículos autorizados y ya os digo que los que habían accedido estaban todos multados, así que mejor caminar un poco más e ir tranquilos.

La distancia es de aprox. 3,5 km en total, es una ruta muy bonita por dentro del bosque.

Hay que seguir las marcas blancas y amarillas y no despistarse.

La verdad es que no está indicado en ningún sitio el salto, y es fácil no ver los pequeños desvíos, nosotros acabamos atravesando un prado y un río (pero….es lo que tiene la aventura).

El punto importante para saber qué vas por buen camino, es cruzar el puente románico que te encuentras a media ruta, a partir de aquí, no hay perdida.

También nos encontramos con algunas personas que venían desde Vidrà andando, así que también es otra opción a tener en cuenta.


Mejor época para visitarlos: sin duda la mejor época es en primavera o época de lluvias para ver el salto en su máximo esplendor, aún así, si queréis ir en verano intentar evitar las horas centrales del día, para poder estar más tranquilos.

Y sobre todo, respetemos estos bonitos lugares, para que todos podamos seguir disfrutando de ellos.

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